30 de abril de 2010

El nuevo canje de la deuda, por Juan Santiago Fraschina *Economista del Grupo de Estudio de Economía Nacional y Popular (GEENaP).

A partir de la dictadura militar de 1976 y con las políticas económicas neoliberales impuestas por Martínez de Hoz, la Argentina comenzó un fuerte proceso de endeudamiento externo que se profundizó con los sucesivos gobiernos democráticos, tanto en la década del '80 como en los años '90. En efecto, la deuda externa se incrementó de u$s8.600 a u$s140.000 millones entre 1976 y 2001.

En este sentido, la deuda externa se transformó en uno de los obstáculos más profundos para el desarrollo de la Argentina, conduciendo a dos default (en 1988, durante el gobierno de Alfonsín, y en 2001 declarado durante la presidencia interina de Rodríguez Saá) y a dos de las peores crisis de la historia económica argentina (1989, la crisis hiperinflacionaria, y 2001 con el estallido del modelo de convertibilidad) . A partir de 2003 y con el inicio de un nuevo modelo de desarrollo caracterizado por la reindustrializació n y la inclusión social, se inició un proceso de desendeudamiento al mismo tiempo que una normalización de las relaciones con el sistema financiero internacional. En primer lugar, se produjo un canje de títulos que se tradujo en una quita de capital e intereses que implicó una reducción de la deuda externa pública en aproximadamente 60.000 millones de dólares. Posteriormente, en 2006 se le pagaron u$s10.000 millones al Fondo Monetario, que era el total de la deuda con el organismo internacional. Sin embargo, quedaban dos puntos a solucionar para la normalización completa de la relación con el sistema financiero internacional. Por un lado, resolver el 20% de los acreedores que no participaron del primer canje (los holdouts) y la deuda en default con el Club de París. Justamente, con el nuevo canje iniciado en la gestión de Amado Boudou se resolverá el primer escollo, para luego intentar un acuerdo con la deuda mantenida con el Club de París. De esta forma se terminará con un proceso que comenzó en 2005 con el primer canje que permitiría continuar con la reducción de la deuda externa, al mismo tiempo que se retomará una relación normal con el sistema financiero internacional. Esto generaría, entre otras cosas, reducir la tasa de interés a la cual pueden pedir crédito nuestras empresas para aumentar de esta forma la inversión productiva y permitir el incremento de la producción como principal forma para combatir la inflación, y además continuar con la generación de puestos de trabajo para seguir reduciendo la tasa de desocupación. Sin embargo, es importante realizar una observación: este proceso es positivo siempre y cuando la normalización de las relaciones con el sistema financiero internacional no implique el retorno a una política de endeudamiento externo público, lo cual implicaría la vuelta a uno de los procesos más desastrosos para la economía y la sociedad argentina. En otras palabras, que normalizar las relaciones no se traduzca en una nueva subordinación y dependencia al sistema financiero internacional y al Fondo Monetario.


Fuente: Buenos Aires Económico, 29.04.10

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